viernes, 16 de agosto de 2013

Sintiendo la Isla

Creer para Crear - Exprésate

Por Melitza Bauza
Caminando por la caracola como cualquier mortal que le gusta un poco el ejercicio físico (no mucho),  pero sí sentir esa brisa, ese olor a mar que te impregna el cuerpo en esa caminata me detuve por unos minutos a contemplar la inmensidad de ese mar… en ese instante vi cómo llegaban a la orilla latas de refrescos, botellas de agua, bolsas plásticas, me detuve a reflexionar cómo nosotros en ese afán de consumir sin ningún tipo de conciencia, sin importarnos qué hacer después con los desechos y las consecuencias que a todos acarrea, creemos que al ensuciar y agredir el ambiente público –y muchísimas veces el de carácter íntimo, familiar- eso no nos va a afectar en lo más mínimo. ¿Será tan difícil practicar la responsabilidad ambiental? Sin pensarlo recogí esa basura que lastimaba al paisaje. Como dice mi hija: “me puyaba el ojo”. Recogí esa basura pensando en que todos y cada uno que vivimos en esta hermosa isla. 




Si nos movilizáramos y sensibilizáramos en lograr una conducta favorable hacia el cuidado del ambiente, si nos sintiéramos comprometidos con nuestro entorno, sentiríamos a esta isla tan nuestra, que si la amáramos la podríamos sentir arropándonos, sumergiéndonos en su espíritu, o llevándonos por mundos mágicos cada vez que la recorriéramos. Si sintiéramos de verdad a esta isla eso mismo nos permitiría ver a los peces que iluminan olas sin que ningún tipo de basura se interponga. Si sintiéramos a la isla, eso nos llevaría a caminar por arenas de salitrosa belleza, y al final de la noche, veríamos a la luna  atrapando peces, desnudando su hermosura.

Tan solo te pido: ¡Siéntela, cuídala y protégela! Ella es tu isla. Tu refugio, mi refugio.

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