“Hay
días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento
que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras
manos. Éste es uno de esos días” Ernesto Sábato
Actualmente vivimos en
una época de transición, en la cual debemos cambiar nuestra visión para
transformar la realidad que nos circunda hacia el disfrute de esa vida
más humana que ciertamente está al
alcance de nuestras manos, pero
para ello es vital reflexionar sobre los valores que guían nuestras acciones.
“Cuando se habla de
crisis de valores, en lo que se piensa es en la crisis del ser humano respecto
a sus búsquedas y a lo que quiere”, expresa Víctor Guédez en el libro Ética y práctica de la responsabilidad social
empresarial. Esto se hace evidente al observar individuos que desean tener
una mejor calidad de vida y se quejan de todo aquello que “no funciona”, pero
al momento de tener que asumir su responsabilidad en la transformación de esas
situaciones que tanto critican y que les podría brindar lo que desean,
prefieren apelar a cualquier excusa para justificar su apatía y falta de
compromiso con dichos cambios. Tal es el caso de aquellos que se quejan por la violencia, inseguridad y delincuencia en el país, siendo ellos algunos de los
que las propician con sus comportamientos inconscientes al manejar.
¿Violencia, inseguridad y delincuencia
al manejar?
Así es, ya que estos temas
no sólo están vinculados al uso de las armas de fuego y balas; si a los
términos nos vamos el abuso hacia los más vulnerables es violencia; poner en peligro la vida de otros genera inseguridad; e irrespetar las leyes es delincuencia. Por lo tanto, un ejemplo
muy sencillo se manifiesta cuando un conductor abusa de la vulnerabilidad de
los peatones y ciclistas poniendo en peligro la vida de estos al irrespetar el
paso peatonal, la luz roja de los semáforos o la distancia apropiada de
conducción respecto a ellos.
Debemos estar conscientes
de que nuestras responsabilidades en el presente son las que generarán
beneficios en el futuro, por ello es imprescindible transformar y fortalecer nuestros valores
esenciales, así como, esforzarnos por actuar de manera cónsona con la visión de
vida que queremos alcanzar.
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